En fechas de primavera Sevilla se transforma. Los que viven allí saben perfectamente que es con el equinoccio primaveral cuando realmente toma vida la ciudad. Se empieza a notar cómo se alargan los días, cómo la gente toma la calle, cómo se abren las flores… Como flor, el azahar es el delator de la llegada de una fecha que se vive de una manera muy especial a Sevilla: la Semana Santa.
La Semana Santa es una fiesta eminentemente religiosa, en la que tanto el sevillano como el forastero busca su fe y la refleja en las procesiones. Pero no todo es religión. Se trata de un todo un espectáculo en el que cada uno de los sentidos tiene cabida: el oído, para la música y para el silencio; el olfato, para las flores que derraman los palios o caen de los balcones; el gusto, para las torrijas o el caramelo; o la vista, para la que la Semana Santa es un gozo. Pero también hay que saber cómo y dónde ver.
Las bullas en Semana Santa son muy comunes y en determinados puntos se hace imposible ver una cofradía. Para no perderse nada, lo mejor es estar siempre cerca del centro neurálgico de la ciudad, donde todo pasa. Una opción practicada por muchos, incluso por algunos sevillanos, es alojarse durante la Semana Santa en algún hotel en pleno centro de Sevilla, como el Hotel EME, y tener siempre un fácil acceso a cualquier lugar.